viernes, 2 de noviembre de 2012

UNA ILUSA SIEMPRE DESEA


En este mundo mundano a veces parece que si no tienes las manos manchadas de sangre no has matado a nadie; si no estás hundido en la putrefacción careces de derechos para hablar de injusticias. 

Yo vivo en las nubes y no en el fango, eso es cierto. Pero para una condesa que vive desde el siglo XVI el paso del tiempo te curte y te da una visión especial de lo que ocurre a tu alrededor. 

Vivo en medio de una humanidad insatisfecha, a la que le cuesta ser feliz y agacha la mirada ante lo que le rodea; eso sí, aun queda la capacidad de reír. Lo que una parte lleva a cabo como lucha, otra parte aun mayor la aplasta con silencio y/o desencanto. A todos los males se les inscribe nombres políticos y sociales como capitalismo, mercados, derechas, etc... 

Debe ser que como vivo en las nubes no entiendo nada, porque a mis ojos de “no humana” auto-condenada a vivir a lo largo de los años se me antojan otros problemas, lo que yo llamo los eternos problemas cuando estos enferman: raciocinio, creatividad y espiritualidad. Poco valorados y entumecidos y eso, justo eso, si lo encuentro un verdadero problema. 

En los últimos tiempos me he visto hablando y “defendiendo” algunas cosas que desde mi ser ácrata por naturaleza (que no por convicción) jamás hubiese imaginado: yo, que me he proclamado atea de fé me he visto enzarzada en diálogos a favor de la religión e incluso la iglesia católica; anti-clasista como me considero he defendido las monarquías, dando votos a favor de la violencia y un largo chorreo de absurdos etcéteras que a pesar de haberlos protagonizado libremente no paran de asombrarme. Pero al siguiente segundo, nada se me revela extraño sino normal y vulgar a la vez. 

En este ahora la empatía y la comprensión están secuestradas por la falta de una educación real y libre. Nos despedimos del raciocinio y nos ensalzamos en luchas e imposiciones justificadas porque el “otro bando” no es el “nuestro”. Tímidamente decimos que la creatividad es un valor, pero la realidad es que se ponen todos los frenos habidos y por haber a todo aquello que se sale de “la norma”. Y sobre la espiritualidad... casi que tiene que ser buscada esta palabra en el diccionario para saber de qué hablamos, damos por sentado que esto no nos aporta nada; en cambio, no nos tiembla el pulso para llenar nuestro ego y sostenerlo con ropas que aparentar, peinados con los que seducir, adornos con los que diferenciarnos, dietas, tintes, títulos y otras muchas cosas que necesitamos para tener seguridad en nosotros mismos en oposición a un espíritu muerto y vacío que es lo que hemos logrado con nuestros modelos de sociedad. 

No creo en este ahora porque no creía en él desde hace siglos. No sé porque los seres humanos no revisan su propia historia para aprender que no hacen más que vivir una y otra vez los mismos errores. Sopa de ajos que se repite una vez tras otra. 

La malicia que me llevo a condenarme, a veces desea condenar a todos los seres humanos a que vivan eternamente, pero sólo como meros espectadores de su propia especie, para que así, el tedio y el hastío de verse siempre involucrados en los mismo, ese insoportable eterno retorno a los errores, los lleve a la muerte o... a cambiar. 

Deseos de una ilusa condesa que vive en las nubes.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Condesa sin Condado, Barbie ( al apodarte "Barbie" me refiero intelectualmente, ya que el fisico no te acompaña)sin Ken, creativa sin creatividad, puedo decirte cosas así hasta el fin de los tiempos, la monserga barata es muy facil de practicar, tu debes de saberlo porque eres experta en esto, la Condesa de la Monserga Barata, a mi me parece que eres una maruja con aires de grandeza que busca un maromo con pasta gansa para después poder desplumarle y que se disfraza de Condesa de la buena muerte con grandes dotes para aburrir hasta a los payasos racionales, creativos y espirituales que tanto te gustan, si no les aburrieras ya abrías enganchado a uno y no estarías perdiendo el tiempo en tu blog, de nada por perder mi tiempo contigo, Condesa de la Monserga Barata