miércoles, 7 de diciembre de 2011

SOPA DE AJOS



Recuerdo frecuentemente cuando una amiga me decía que la vida se repite como una sopa de ajos. Claro esta que esta frase no suena tan profunda como el planteamiento de Nietzsche del eterno retorno, pero sin dudas tienen puntos comunes.

Mientras mi amiga hacía fuerte hincapié en esas cosas en las que la humanidad tropieza una y otra vez, Nietzsche nos planteaba la diferente visión que tendremos ante la vida con un horizonte infinito, y a fin de cuentas, con la conciencia de que “la sopa de ajos” es un hecho.

Bien pensado, “sopa de ajos” me suena a cosas de abuelas, y sin dudas ninguna como ellas para saber que la vida, efectivamente, se divierte con las ironías de repetir frecuentemente parecidas situaciones.

A parte de los pensamientos filosóficos y profundos a los que esta reflexión me conduce, observo algunos otros más superfluos y quizás más divertidos en las que tengo ganas de reparar como: ¿fué Nietzsche una abuela encubierta a la que le gustaba darle una vuelta de tuerca más a las cosas?, ¿si después de la sopa de ajos lo que viene es el eterno retorno... lo siguiente es la reiteración cuántica? Ummmmmm...

Honestamente, con mi concepción de que el espacio y tiempo no existe, que el lenguaje no configura la realidad, que el ser humano es infinito y otros delirios en los que tengo una profunda fé, hasta el paso siguiente a la “reiteración cuántica” tiene su lugar (en Ot supongo), pero en ocasiones me siento limitada para derivar tanto. Justo ahí vuelvo a la sopa de ajos, le doy una cucharada y recomienzo a pensar.