domingo, 26 de diciembre de 2004

LOS VIAJES DE LA CONDESA

Llegué temprano e incluso esperé el tren de hace un año.





No me molesté en saber adonde iba este tren, sabía en cambio que los recovecos de mi vida aguardaban un infumable viaje. Pero no me importo, el tren tenía un origen tan desconocido para mí como su destino, sin embargo, aquel vagón donde me senté era justo lo que necesitaba: tenía grandes ventanas para abrir y cerrar, muchas cosas que mirar, había cama y poseía el esencial encanto de un vagón de tren.





Son muchas las veces que recuerdo como llegué sin apenas dormir, con mucho sueño, llena de ilusión y expectación. Tranquila, sin dudas pero emocionada por la aventura, subí a ese vagón, mientras corría el agua en el exterior, me tendí en la cama a dormir. Ya nunca despertaré igual.

viernes, 10 de diciembre de 2004

WEEKEND



Ya es viernes, aun no me he acostado con la idea de levantarme en unas horas pero… es viernes. Es lo que tiene el fin de semana, que siempre quiero ganar la partida; creo que en esta ocasión tendré que recurrir al juego sucio, pero he de ganar. Es como una necesidad imperiosa parecida al vicio o la adicción.

Un día, el menos pensado te metes en esta rueda de jugar, de pelear y hasta de vencer; y claro, ahora lo que ocurre es que siempre quieres ganar. Seré ludópata o tengo delirios de grandeza???




miércoles, 8 de diciembre de 2004

CASUALIDADES VS CAUSALIDADES





Viajar, es una de las cosas más apasionantes y útiles que existen. Nos abren los ojos en muchos aspectos y nos llenan de conocimientos. Por las circunstancias de mi vida no es que haya viajado demasiado; casi todo ha sido a nivel nacional. Sólo conozco dos ciudades extranjeras, dos de las más internacionales eso si: Londres y París.



Ambos lugares tienen sus particularidades, pero comparten en común características europeas y las propias de las grandes ciudades. A parís la tengo muy reciente, no hace ni un mes de mi regreso. Es una bella ciudad que me inspira majestuosidad. Adoro su idioma y lo cercano que es al mío, me divierte su snobismo y el culto a la moda. Es una buena ciudad para el mundo de “las divinas” y a mi eso siempre me tira. Sin embargo, y a pesar de mis pesares soy más londinense, me gusta ese mundo de desarraigo y jovialidad, el culto a la diversión aunque también al consumismo desmesurado. No acabo de entender por que no puedo olvidar mi lazo con aquella ciudad.




Pero más allá de vínculos y gustos hay ciertas coincidencias que no termino de saber ubicar. No he visitado estas dos ciudades por puro placer, de ambas me ha costado mucho regresar, en las dos converge mi hermano, en las dos tengo amistades de mi propia ciudad, en las dos hay parte de mi sin mi permiso y si no fuera suficiente de las dos regrese en la misma fecha sin que en ninguna de las dos ocasiones yo interviniese en ello.




Mi amiga “Carajo” dice sobre si misma que “la vida se le repite”, Nietzsche nos hablaba del eterno retorno, y en mi caso… aun intento averiguar que ocurre.