sábado, 21 de octubre de 2006

TRAS LOS DETRITOS DE IDOLATRIA





Paco Tilla se ha quedado mudo de tanto hablar, ha repetido tantas veces lo mismo que permanece sin nada que decir. 

Sus buenos deseos, las codicias y toda esperanza están criogenizadas. No se acuerda de los rencores ni ansiadas venganzas porque nada de esto importa si no puede hablar.

Incluso el humor en antaño negro, se torna gris. Y es que todo lo neutro se propaga como el blanco en el mundo de Paco Tilla.