El
eterno deseo de transmutarme en aquello que creo que seré, pero que
me da miedo averiguar que quizás sea producto de mis delirios de
grandeza, me golpea con fuerza días como hoy. Días después de
hacer y desarrollar con capacidad el enriquecimiento emocional de
otros/as.
Puedo
comprender que si una oruga tiene miedo al capullo, nunca pasará a
ser mariposa. Por otro lado, sería fatal para una lombriz averiguar
que no es una oruga y por tanto no dará paso a esa crisálida
anhelada.
Pasados
los tiempos, tengo un regustillo a fraude propio; o... miedo.
Puede
que deba reflexionar menos y hacer más, un clásico donde los haya.