viernes, 11 de marzo de 2005

CETRERA


Como ya es costumbre no revelo donde resido, sin embargo sigo con el menester de buena anfitriona. Sólo he de saber que casa te hará sentir bien y procuraré ofertártela y hacerte que te sientas como en tu propio hogar. Es la especulación de los astros celestes, un juego de trígonos, alineaciones y demás combinaciones.


Deambulando por la calle de siempre: Sonacra Grande, creí reunirme con la niña bonita, pero bajo su manceba belleza abriose camino un alado con cuernos de genitales expuestos. No es esta una de las casas que frecuento, quizás por ello me siento confusa aquí, el caso es… que dudo entre mirar por las habitaciones, indagar sus entresijos y husmear sus sensaciones o irme sin esperar más a la casa catorce, a reencontrarme con las aguas, donde reside la de la concreción, la muchacha de la paciencia y la compostura.

Mientras lo pienso como sigo sin fiarme de las palomas mensajeras, casi con firmeza de cetrera voy a seguir amaestrando mamíferos alados. Ellos son los que portan las llaves de todas las casas, ellos son los que van a abrir las puertas de casa.


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